domingo, 10 de abril de 2016

CLAY ALLISON - LOCO PELIGROSO



Un pistolero asiduo de los
saloons de Nuevo México,
Colorado y Texas, Clay Allison
(1840-1877), al que, al decir de
algún coetáneo, el whisky
transformaba “en un demonio
desatado”, merodeaba por los
locales ansioso de que alguien le
diese una excusa con la más ligera
de las provocaciones para matarle y
desahogarse. El 7 de enero de
1875, Allison mató en Nuevo
México a Chunk Colbert, otro
pistolero con quien mantenía una
vieja enemistad (basada sobre todo
en la disputa sobre quién superaba
al otro en número de víctimas) y
con el que aquella noche estaba
cenando. En cierto momento,
Colbert sacó la pistola, pero el
cañón tropezó con el borde la mesa
y se le cayó. Allison desenfundó la
suya y le mató de un disparo en el
ojo derecho. Cuando le preguntaron
por qué estaba cenando con un
hombre que le quería matar y al que
él quería pagar con la misma
moneda, respondió tranquilo que
“porque no me gusta mandar a nadie
al infierno con el estómago vacío”.


Escena del famoso tiroteo con su "colega" Colbert
Como la de casi todos sus
colegas, la carrera de Allison había
comenzado bien pronto. Huérfano
de padre desde los cinco años, al
estallar la Guerra de Secesión, se
alistó en el ejército confederado,
del que fue pronto licenciado por
los médicos que le hallaron
“incapaz de llevar a cabo los
deberes de un soldado a causa de
un golpe en la cabeza recibido hace
muchos años. La excitación
emocional o física le producen
paroxismos de cambios de carácter,
con episodios epilécticos y otros
maníacos”. Fuera cual fuere la
verdadera naturaleza de su
enfermedad mental, Allison fue un
hombre violento, especialmente
cuando estaba bebido, lo que solía
ocurrir muy a menudo, y de terrible
e intimidadora fama en todo el
Oeste. Todos daban por seguro que
había matado a muchos hombres,
aunque nadie vivo podía aportar
detalles de ello. A él dicha fama,
cuando estaba sobrio, le molestaba.
Clay Allison











En cierta ocasión escribió una
indignada carta al director de un
periódico de Missouri que le había
adjudicado 15 asesinatos: “Siempre
he intentado utilizar mi influencia
para proteger las propiedades y a
los hombres de mi condado de los
ladrones, forajidos y asesinos, entre
los que no se me puede incluir”.
Allison tuvo un final poco
glorioso. En julio de 1887, mientras
cargaba un carro de provisiones en
Pecos, Texas, un saco de grano se
fue al suelo. Mientras él se
agachaba a recogerlo, el carro se
movió y una de sus ruedas le
aplastó el cuello.

Bibliografia; Breve historia del Salvaje Oeste
 Pistoleros y forajidos  de Gregorio Doval

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