lunes, 20 de octubre de 2014

WINDTALKERS - EL CÓDIGO NAVAJO












En la guerra, la eficaz transmisión de los mensajes era crucial para tener éxito. Así, interceptando o interfiriendo las transmisiones enemigas se podía lograr una victoria. Un método importante por proteger la información era el uso de códigos. Durante la Segunda Guerra Mundial la ruptura del códigos se volvió una meta para todos los ejércitos.

El ejército americano y las organizaciones diplomáticas tenían dos desafíos importantes: interceptar y descifrar las comunicaciones codificadas de los enemigos y proteger las comunicaciones de los aliados Los Criptógrafos intentaban descifrar los mensajes confidenciales de los enemigos para conocer sus planes.

Simultáneamente, el personal del contraespionaje creó nuevos códigos y las comunicaciones americanas se endurecieron para evitar las intromisiones nazis y japonesas.
El ejército japonés tenía una gran experiencia en códigos increíbles y tenían gran habilidad para crearlos. En 1921, la Oficina de Inteligencia Naval obtuvo una copia del Secreto de la Armada Japonesa "Code-1918" y lo tradujo en cinco años (Whitlock 45).

Navajo code talker








Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército japonés creó y usó códigos adicionales. El ejército de Estados Unidos tenía la habilidad de descifrar varias partes de estos códigos. El 'Purple Code', también conocido como JN-25, era el más importante. Los alemanes usaron la 'Máquina del Enigma'. Este dispositivo se adelantó al japonés que usaba una versión ligeramente diferente (Momsen). El JN-25 fue hecho en grupos del cinco que permitió cuarenta y cinco mil signos en dos diccionarios diferentes, un código alfabético y otro numérico (Whitlock 46).
Los errores japoneses aumentaron la habilidad americana. Sus mensajes diplomáticos empezaban con "tengo el honor de informar a su excelencia ... " la repetición de esta frase en el código Rojo simplificó las tareas de los descifradores americanos. Los errores de los operadores, la transmisión de mensajes en los códigos Rojos y Purpúreos, y el uso de mismas claves durante un mes ayudó a los americanos a revelar información muy importante y a descifrar los códigos japoneses (Momsen).
El gobierno de Estados Unidos conoció muchas acciones futuras japonesas y alemanas gracias a la intercepción de los mensajes oficiales. Extrañó mucho que Japón averiguase a través de su aliado, Alemania, que los americanos habían descifrado sus mensajes y que siguiesen empleando el mismo código (Momsen).
Los americanos continuaron mejorando la seguridad de sus propios códigos a lo largo de la guerra. Mientras los americanos pudieron usar 'Magic' para limitar los esfuerzos japoneses para especializarse en las comunicaciones en las batallas incluso en Saipan (Drea 739), los marines americanos en Saipan pudieron usar un código que nunca fue descubierto por los japoneses.

Se empleó el lenguaje de los indios navajos. Un código que fue esencial para ganar varias batallas. La complejidad del código dejó perplejo a Japón. Demostró que era imposible ser descifrado por muchas razones. Hay sonidos múltiples por ejemplo, hay palabras que según cómo se digan tienen significados diferentes (Brechling y Gonzales). La complejidad aumentó con el receptor. Una vez que un codetalker navajo recibía el mensaje lo traducía al inglés. Los Navajo aprendieron aproximadamente 450 palabras militares (Molnar)

Los americanos son conocedores de la gran contribución de los indios navajos en la Segunda Guerra Mundial. Además de su valor como guerreros, su dialecto nativo fue la base para un código de comunicaciones de combate tuvo un gran éxito en el cuerpo de marines.

Navajo Code Talker, Joe Morris Sr












El tamaño y complejidad del propio idioma de navajo hizo que fuera un código sumamente difícil de comprender. Los 29 indios que utilizaron el código original emplearon unas 400 palabras y frases en el Campamento de Pendleton, California. El código estaba hecho a de palabras o frases en idioma navajo, que luego era traducido al inglés. Había variaciones en una misma palabra . Por ejemplo, algunas expresiones fueron usadas descriptivamente. ASÍ-UN-LA-IH en navajo significaba "una estrella". Esto describía la insignia que un General de Brigada. Semejantemente, CHA-LE-GAI se traduce como "las gorras blancas" que significaba marinero" en el código.

TASHI-NA-HAL-DELGADOS "lluvia del pavo" significaba "terreno". Adicionalmente, DE-SER-YAZIE-HA-UN-AH se traduce como "fiesta del cordero". Algunas palabras tenían traducciones simples. Por ejemplo, NE-NA-CHA era "fuman" (Departamento de la Armada).
La primera ofensiva de las fuerzas americanas en el Pacífico fue en Guadalcanal el 7 de agosto de 1942. Aunque los americanos sufrieron numerosas bajas, finalmente el ejército japonés fue derrotado. El indio navajo se convirtió en un arma especial en la guerra. En Tarawa y Peleliu, los marines se afianzaron en la playa con gran facilidad. En Iwo Jima, los marines provocaron más del 95 por ciento de bajas en el ejército japonés. El Comandante Howard Connor, de la 5ª División de los marines señaló que "sin los navajos no hubiera sido posible tomar Iwo Jima".

Durante la Segunda Guerra Mundial Enigma fue una máquina de decriptar, antecesora de los ordenadores modernos. Alemanes y Japoneses tuvieron entonces mala suerte con la criptografía continuamente descifrada en todo o en parte por ingleses y estadounidenses, aunque estos nunca estuvieron seguros de que las potencias del Eje no les estuvieran descodificando a su vez. Hace poco el Congreso condecoró por mano del presidente Bush a cuatro indios navajos supervivientes de la leva de 25 que hizo la infantería de marina para salvaguardar sus comunicaciones radiales en el asalto isla por isla desde Nueva Guinea hasta Okinawa. El navajo parece uno de los idiomas de Babel y es tan endemoniadamente enrevesado que desanima hasta a los filólogos. Además, no se tenía constancia de que algún navajo hubiera salido alguna vez de sus reservas en Nuevo México y Arizona, y menos al extranjero. Y no hay que decir que no existían diccionarios ni siquiera del navajo al inglés. Los navajos en la campaña del Pacífico transmitían las órdenes en su idioma, añadiendo la dificultad de 500 palabras clave que inventaron, y los escuchas japoneses nunca supieron que no estaban ante un código cifrado sino ante una lengua viva. Cada navajo llevaba un marine de escolta que no le abandonaba ni en sus necesidades; precaución por lo importante de su trabajo, pensaban ellos, y con órdenes estrictas de matar al navajo ante la mínima posibilidad de que fuera capturado.

Navajo Code Talkers







Algunos navajos aún recuerdan la época en la cual sus maestros de habla inglesa les lavaban la boca con jabón al oírlos hablar en el idioma de los Dine, el pueblo navajo. Pero después, el mismo gobierno que los había oprimido en el pasado, ahora les pedía ayuda. Obviamente, ellos no podían negarse, además que se trataba de defender sus tierras, situadas entre las Cuatro Montañas Sagradas, circunstancialmente en New Mexico, U.S.A.

La idea, sin embargo, partió de un ingeniero blanco, Philip Johnston. Hijo de una pareja de misioneros, Johnston creció en la reserva de los navajos en Arizona y aprendió su lengua de niño. No era la primera vez que se sugería el uso de lenguas indias en el Ejército, pero Johnston insistió en que las dificultades fonéticas y gramaticales del navajo lo hacían casi indescifrable.

De manera que escribió una carta al mando norteamericano y terminó convenciéndoles de que le dejaran hacer una demostración. Según un artículo recientemente publicado en el New York Times, el 28 de febrero de 1942 se les dieron cinco mensajes a cuatro indios navajos residentes en California y se les pidió que los transmitieran en su lengua. Aunque hubo alguna inexactitud porque uno de los indios no oyó bien el mensaje, el general Clayton B. Vogel, responsable de las fuerzas anfibias de la Flota del Pacífico quedó impresionado. En mayo de ese mismo 1942 ya había 29 navajos recibiendo formación como descodificadores de mensajes en la base de Camp Elliot, en California.
«Al principio el Ejército se negaba», recuerda Dan Akee, otro de los navajos presentes en Iwo Jima. «No le veían ninguna utilidad. Pero en cuanto nos reclutaron se dieron cuenta de que nuestro lenguaje era perfecto. Nuestra tribu era la única que conocía un código que no estaba plasmado por escrito en ningún lado. No había manera de que los japoneses lo descifraran».

Carl Gorman, navajo code talker











Lógicamente, los navajos tuvieron que inventar palabras para designar cosas a las que nuca antes se habían tenido que referir. Frecuentemente recurrieron a los animales. A los bombarderos los llamaron gini, o halcones; a los acorazados, lotso, o ballenas; a los tanques, chaydagahi, o tortugas. EEUU era Nehammah, Nuestra Madre.


Los windtalkers fueron venerados por su valentía. Desde el mismo momento en que la Quinta División de Marines aterrizó en la playa de Iwo Jima el 19 de febrero de 1945 los jóvenes navajos comenzaron a transmitir órdenes. Sólo en las 48 primeras horas se enviaron más de 800 mensajes sin un solo error.
De la misma manera que cualquier marine, ellos tuvieron que abandonar sus hogares e introducirse a un sistema de entrenamiento militar muy similar al de las aborrecidas escuelas blancas, además de sufrir un entrenamiento físico y mental extremo. Las exigencias físicas no le supusieron dificultades, no siendo así las "rutinas" del ejército y la superación de barreras culturales. El primer pelotón formado únicamente por indios navajos logró romper récords de resistencia, para luego jurar bandera juntos y ser enviados a su destino sin tener la más pálida idea del porqué y el para qué.
Luego fueron informados: la infantería de Marina quería que creasen un sistema de códigos basado en su idioma. Así que, los primeros reclutas navajos se pusieron a trabajar. Comenzó a surgir un alfabeto, luego un código introducido dentro de otro código; tarea muy difícil si se tiene en cuenta que no tenían términos específicos para nada relacionado con la guerra. Sin embargo, todo salió tan bien, que utilizando este método, los Code Talkers navajo podían confundir a otros de su tribu.


El sistema fue probado, teniendo que superar las exigencias: debía ser rápido y preciso. Además, la Infantería de marina cambiaba los parámetros de transmisión de los mensajes todos los días. Puesto que estos mensajes no tenían una gramática auténtica, los errores solo eran descubiertos horas después, cuando los decodificaban y notaban que estos no tenían sentido. Tras ensayo y error, los Code Talkers lograban un sistema para traducir exactamente las transmisiones originales, casi instantáneamente.

Navajo code talkers









Tenían que conseguir un método de codificación muy funcional, como obligación básica; pero incluso después de logrado su objetivo, estos verdaderos americanos siguieron encontrándose con problemas. Al igual que sus otros colegas del ejército, participaron de batallas a través del océano Pacífico, como por ejemplo la de Guadalcanal (la cual tuvo su cúspide el primero de noviembre de 1942, cuando las Fuerzas de la infantería de Marina derrotaron a las fuerzas de choque japonesas y las obligaron a emprender un repliegue hacia el oeste. El 12 de ese mes, las islas Autelianas, ocupadas por los nipones desde julio , fueron recuperadas quedando abierta de esa manera una ruta hacia el Japón); la batalla de Iwo Jima (que llegó a su fin después de veintiséis días de combate, el 16 de marzo de 1945, cuando la Marina norteamericana se apoderó de la isla dejando atrás 17.000 muertos). Uno de los mensajes con más épica de cuantos circularon en la batalla de Iwo Jima fue: «Naastsosi Thanzie Dibeh Shida Dahnestasa Tkin Sush Wollchee Moasi Lin Achi», literalmente «Ratón Pavo Oveja Tío Carnero Hielo Oso Hormiga Gato Caballo Intestinos». O una vez descifrado: «Hemos tomado el Monte Suribachi». Y una batalla mas ganada fue el difícil desembarco de Okinawa (isla que estaba defendida por 80.000 soldados japoneses. El 2 de abril de 1945, el segundo día de penetración, los americanos dominaban la mitad del territorio, enviando a los nipones al sur, hacia Naha, capital de la isla), sin contar con todos los islotes había en el camino.

Los Code Talkers tenían también problemas más personales, aparentemente, los marines contaban con un oído que discriminaba muy poco entre el léxico nipón y el navajo, sonándoles estos dos, muy similares. Los indios capturados por el enemigo tampoco la pasaban muy bien que digamos... Uno de ellos, pasó varios meses tratando de convencer a sus captores de que era norteamericano de ascendencia navajo y no norteamericano de ascendencia japonesa. Este mismo soldado pasó sus últimos días de reclusión bajo terribles torturas, luego que descubrieran que los de su raza habían inventado el "jueguecito" que estaba poniendo en jaque al Imperio del Sol naciente. Le exigían respuestas para algo que él desconocía totalmente. El "navajo" que escuchaba le era tan incomprensible como para los japoneses. La milicia americana podía decir ¡Tarea cumplida!


Las comunicaciones, además de ser indescifrables, presentaban la ventaja de ser mucho más rápidas. Codificar un mensaje escrito, radiarlo en morse, transcribirlo y volver a descodificarlo en el punto de recepción a menudo llevaba una hora o más. Los navajos, sin embargo, entregaban sus mensajes en unos minutos.

Navajos en plena faena














La forma en que procede una guerra hizo que el lenguaje de los Code Talkers se expandiera a medida que se creaban nuevas armas, tácticas y otras situaciones por el estilo, de la misma forma que lo haría un idioma común y corriente. A medida que pasaba el tiempo, el diccionario fue aumentando de grosor, y los miembros del grupo debían hacer la "tarea" en las trincheras, en lugar de aulas, debido a que el conocimiento de los nuevos términos era cuestión de vida o muerte para miles de personas. En los cuatro años que duró el programa en la Segunda Guerra Mundial, el diccionario original de 263 palabras se amplió a unas 500. El código navajo no era escrito en otro lugar que no fuera en la academia de aprendizaje. Esto gracias a que la tradición de esta tribu era solamente oral, lo cual, además de aportar un nivel más a la seguridad del sistema, hizo de la tarea de los codificadores y decodificadores en el campo, fuera más difícil.


Por supuesto, no existe ningún sistema perfectamente aislado, siempre se pierde algo de materia o energía. Y el de los Code Talkers no iba a ser la excepción: comenzaron a haber "filtraciones". La discreción impuesta sobre el programa comenzaba a ser violada en los Estados Unidos. Periódicos y revistas comentaron que los navajos estaban aportando en la guerra. Aunque todos los artículos eran muy inconcretos, al menos uno reveló detalles importantes. Descifrar la clave parecía imposible en practica aún, pero cualquier información que cayese en manos del enemigo ponía en peligro a los codificadores y a su entorno.












En la guerra murieron seis descifradores, todos ellos, se asegura, bajo el fuego enemigo. Con el propósito de proteger el código, jamás se entregaron las cartas que los navajos enviaban a casa. Un navajo sobreviviente lo recuerda con amargura «Mi madre no supo si estaba vivo o muerto hasta que regresé a casa».

La necesidad de guardar el secreto no terminó con la rendición de Alemania y más tarde de Japón. La Guerra fría ya había comenzado y estados Unidos se las veía negras con otra conflagración en puerta, esta vez contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S., bah). La perspectiva que estaba teniendo el nuevo conflicto hizo de los Code Talkers navajos, un factor de vital importancia. A diferencia de sus compañeros de otras ramas dentro del ejército, ellos no podían hacerse méritos dentro de un bar, o contarles a sus vecinos como ayudaron a la patria a deshacerse del enemigo asiático. Debido a su enorme responsabilidad respecto a los mensajes más delicados, los codificadores navajos estaban presentes en las reuniones estratégicas más importantes y eran los primeros en enterarse del donde, como y cuando ocurría lo que fuese que iba a ocurrir. Sin embargo, debido a la clasificación de su tarea, no se supo casi nada durante unos treinta años respecto a su contribución y conocimiento sobre decisiones de gran magnitud.

La conjugación de un idioma tan complejo como el de los bravos indios navajos y la pericia en criptografía de la National Security Agency (NSA) dio como resultado uno de los pocos códigos que jamás ha sido descifrado por el enemigo.

Indios Choctaw durante la primera guerra mundial












Aunque en los Expedientes X nos enteramos que los Code Talkers participaron en la Segunda Guerra mundial, también en la Primera varias docenas de indios americanos habían sido iniciados en el área de codificaciones.







Durante toda su trayectoria, los soldados navajos realizaron su trabajo perfectamente sin extraviar ni interpretar en forma equivocada ni un solo mensaje.
La participación de los descodificadores de mensajes indios fue esencial para la victoria. Así lo reconocieron oficiales norteamericanos como el comandante Howard Conner, uno de los militares al mando en la operación de Iwo Jima. «Sin los navajos, los marines jamás habrían tomado Iwo Jima», aseguró algún tiempo después de la batalla.

Sin embargo, mientras a sus colegas marines se les brindó una bienvenida triunfal, el regreso fue muy duro para estos navajos.
«Nadie sabía lo que habíamos hecho», explica resentido un navajo sobreviviente de nombre Dan Akee, «por lo que al volver a la reserva nos sentimos extraños. Acabé viviendo en la calle. Al final mi padre preparó una ceremonia india para ahuyentar a mis demonios. Me sentí un poco mejor e incluso recuperé el apetito, pero las pesadillas no cesaron».
Draper, que trabajó en los ferrocarriles hasta que se jubiló, añade: «A veces me despertaba gritando y sudando, todavía recuerdo aquellas oleadas de gritos de guerra aproximándose a nosotros mientras rezábamos por salir de allí con vida».
Con una salud delicada, Teddy Draper se dirige hacia un espectacular valle cercano a su casa donde la arenisca forma torres que se elevan hacia el cielo y los irregulares cañones se extienden en el horizonte. «Quiero que todo el mundo contemple la hermosura de mi tierra. Adoro este lugar y luché por defenderlo».
A pesar de todo lo que hizo no quiere ser considerado un héroe.«Era nuestro trabajo. Pusimos la tradición al servicio de la guerra moderna. No es la forma en que los navajos solemos demostrar nuestros sentimientos, pero sí que estoy orgulloso».


Choctaw Indian Code Talkers













Ademas de los code talkers navajos que fueron los mas numerosos, en la segunda guerra mundial hubo code talkers de todas estas distintas tribus , que no estaría bien dejar en el olvido, Hopi, Pawmee, Comanche, Meskwaki, Oglala Sioux, Oneida, Kiowa, Apache White Mountain, Apache Tonto, Santee Dakota Sioux, Cherokee, Ho-Chunk, Assiniboine, Ponca, Sisseton Wahpeton Oyate Sioux, Tlingit, Cheyenne, Pueblo, Crow, Creek, Choctaw



www.24flotilla.com/A11/documentos/

domingo, 19 de octubre de 2014

LAP STEEL, RESONADORAS Y OTRAS HIERBAS.........

Ralph Mooney y Wynn Stewart











HAWAIIAN LAP STEEL
En 1885, en Honolulu, un niño de 11 años llamado Joseph Kekuku, comenzó a experimentar buscando formas de descubrir sonidos musicales diferentes en su guitarra. Mientras caminaba por la vía del tren, recogió un trozo de metal y lo deslizó por las cuerdas, produciendo por primera vez el sonido característico de la guitarra slide. Supuestamente una guitarra española, aunque algunos autores sostiene que anteriormente, había llegado a las islas el cavaquinho, la pequeña guitarra portuguesa de cuatro cuerdas, que acabó originando un instrumento propio hawaiano, el ukelele y pudo ser esta el origen de la hawaiian lap steel y no la española.

Joseph Kekuku









Los siguientes siete años estuvo empeñado en desarrollar la idea surgida en la vía del tren, probando con peines, vasos y distintos utensilios...hasta que desarrolló en el taller de la escuela la barra metálica, hoy mundialmente conocida y usada. El instrumento que había "inventado" prácticamente era guitarra hawaiana. Hasta su muerte en 1932 en Boston, Kekuku hizo giras por todo Estados Unidos enseñando y popularizando la hawaiian lap steel , hemos de recordar que como su propio nombre indica, esta guitarra se tocaba dada la vuelta es decir boca arriba y apoyada en el regazo.
La fama de la guitarra hawaiana se asentó definitivamente en Hawai a partir del 1900 y poco después tras la Exposición de 1915 en San Francisco, inició una vertiginosa expansión. Desgraciadamente, en los años 60 el arte y la técnica de la guitarra hawaiana se había perdido.
Aún así, tuvo tiempo de dejar su sonido en grandes canciones que la gente tararea de memoria sin saber que estaban desarrolladas con una lap steel. La guitarra se desenvuelve brillantemente en cualquier estilo musical, rock, blues, folk...y country particularmente. Los desconocedores de la guitarra hawaiana no pueden llegar a imaginar la fuerza que llega a tener en buenas manos, la guitarra hawaiiana pasaría a denominarse lap steel guitar cuando la gente del hillbilly empezó hacer uso de ella.

 Lap steel hollow neck






En pleno auge de las guitarras lap steel, surgió la lap steel hollow neck( de cuello hueco), que ofrecía un tono y un volumen mejorados, gracias a una caja de sonido que va desde un extremo a otro. No está del todo claro, en realidad, quien inventó la guitarra de cuello hueco, pero los dos nombres más importantes son el del propio Hermann Weissenborn y el de Chris J. Knutsen. No se conoce ninguna relación empresarial entre ambos, pero muchos de sus instrumentos tienen claras coincidencias. El instrumento gozó de una enorme popularidad hasta finales de los años 20, momento en el que aparecieron las guitarras resonadoras, como las National o las Dobro ( de Gibson) que con un volumen mayor causaron sensación desde su aparición en 1927.













GUITARRAS RESONADORAS O DOBROS
Para hacer que el volumen de las guitarras acústicas se pudiera escuchar sobre el sonido del resto de instrumentos de una orquesta, en 1925 el inventor John Doypera, emigrante en Estados Unidos procedente de Eslovaquía, invento la guitarra resonadora, esta es una guitarra acústica con un gran agujero circular en la tapa anterior, cubierto por un disco metálico (resonador) y el cual está sujeto únicamente por el puente. Esto hace que la vibración de las cuerdas haga oscilar el resonador con lo que se consigue un cambio del volumen de la caja de resonancia, produciendo un sonido único y característico, además de un cierto tono metálico. Debajo del resonador hay una estructura de conos superpuestos, que amplifica el sonido, proyectándolo hacia afuera a través de los orificios que tiene practicados el resonador. El sonido resultante sorprende debido al gran volumen conseguido con un tamaño relativamente pequeño de la caja de resonancia., creando lo que se conocería como las guitarra resonadoras que ya hemos mencionado. Se utilizó mucho en la música country, el bluegrass y el blues. El principal introductor de este tipo de guitarra en el bluegrass fue Josh Graves , que toco durante los 50's con Flatts, Scruggs & The Mountain Boys.


Las guitarras resonadoras (también denominadas dobro , aunque Dobro es el nombre de marca de las resonadoras fabricadas por Gibson)se dividían en dos tipos , según estilos squareneck y roundneck.
Las de tipo roundneck se tocan colgadas al estilo tradicional y generalmente tocadas con slide o bottleneck, un cilindro (generalmente) metálico usado para pulsar las cuerdas sobre los trastes.
Y las que mas nos interesan en este post, las de tipo squareneck que se tocan apoyadas en el regazo o bien colgada de la correa pero invirtiendo la resonadora con las cuerdas mirando hacia arriba, la parte posterior del mástil es cuadrada a diferencia de las del tipo roundneck , la cejuela es bastante más alta de los normal, suelen encordarse con 16's y se tocan exclusivamente con "tonebars" (como un slide pero se agarra, no se pone en el dedo) y se suelen usar thumbpicks y fingerpicks como en el banjo y se toca como un lap steel.

LAP STEEL GUITAR
En los años 30 se cambió el cuerpo hueco de las guitarras acústicas por un cuerpo macizo y liso de madera o metal y se añadió un pequeño micrófono eléctrico, creándose el lap steel guitar, que se toca apoyada sobre las piernas del músico y con la misma técnica que con la guitarra hawaiana.

CONSOLE (TABLE) STEEL GUITAR
El sistema de la lap steel guitar limitaba mucho el desarrollo de los acordes, por lo que la Gibson Guitar Corporation de Nashville a principios de los 40 comercializó la electraharp, o console steel guitar, que tiene una serie de pedales pulsados con la mano que cambian el tono de las distintas cuerdas y que funcionan de forma similar a los pedales de un harpa.

PEDAL STEEL GUITAR
Alrededor de 1950 Paul Bigsby empezó a modificar las console steel guitars añadiendo pedales montados en una rejilla entre las patas del instrumento. Speedy West  fue uno de los primeros músicos en utilizar el invento de Bigsby, utilizándolo para tocar en distintas orquestas y en más de 6000 grabaciones de 177 artistas diferentes. Estuvo en la banda del cantante Tennessee Ernie Ford junto al guitarrista Jimmy Bryant, en Kissin Bug Boogie podemos ver como ambos guitarristas se complementaban a la perfección.

Jokin Totorica, lap steel guitarrista de Dead Bronco








Zane Beck añadió en 1953 cuatro palancas para accionar con las rodillas en la console steel guitar de Jimmy Day. Las palancas bajan el tono de las cuerdas, en contraposición de lo que hacen los pedales, que suben el tono. En el mismo año Bud Isaacs añadió un pedal al mastil de su console steel guitar que cambiaba el tono de dos de sus cuerdas, en Slowly, una canción de Webb Pierce , consiguió cambiar el tono de una nota sostenida, lo que supuso una revolución entre los guitarristas de steel guitar. Jimmy Day y Buddy Emmons introdujeron una serie de innovaciones mecánicas basándose en la idea de Bud Isaacs, Buddy Emmons y Jimmy Day, fueron quienes ampliaron a dos el número de pedales y añadieron dos nuevas cuerdas a las ocho de la console steel guitar, Emmons incorporó más tarde un tercer pedal, basado en un cambio que Ralph Mooney había usado, con anterioridad .
Emmons se unió en 1957 a otro intérprete-constructor de steel guitars,  Harold "Shot" Jackson, creando Sho-Bud Company, la primera marca que fabricó Pedal steel guitars en sentido estricto, estandarizando el modelo de un sólo mástil, con tres pedales y cuatro palancas.
La pedal steel guitar ha sido usada a partir de finales de los 60 por muchos grupos de country y country rock


http://www.weissenborn.es/
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http://www.galiciaartabradigital.com/


sábado, 18 de octubre de 2014

BRONCO APACHES - LOS ÚLTIMOS GUERREROS










El 4 de septiembre de 1886, la banda chiricahua de Gerónimo y Naiche se rindió al general Nelson Miles del ejército norteamericano en el cañón del Esqueleto (Arizona) con lo cual los estadounidenses dieron por finalizadas las guerras apaches.
A finales del siglo XIX, mientras los chiricahuas iniciaban una etapa de más de un cuarto de siglo como prisioneros de guerra, en la que pasaron por Florida, Alabama y Oklahoma, el resto de las tribus apaches se hallaba en las reservas de Mescalero, Jicarilla, Fort Apache y San Carlos.


Sin embargo, no todos los apaches se encontraban en estos lugares, ya que quedaban algunos en el norte de México. Aunque es difícil determinar cuantos sumaban en total, eran suficientes como para llevar a cabo incursiones en México y en los estados de Arizona y Nuevo México hasta la década de 1930.

En México los demás apaches eran en su mayoría chiricahuas, así como otros procedentes
de reservas que se habían refugiado individualmente o en pequeños grupos en una zona muy agreste de difícil acceso de Sierra Madre, situada en la frontera entre Chihuahua y Sonora, una de cuyas subdivisiones eran las montañas Jaguar que ofrecían un refugio seguro.

En una de las zonas prácticamente desconocidas del continente, el quebrado terreno y los bosques ofrecían abundante caza, sobre todo venados, que satisfacían muchas de las necesidades de aquellas gentes.
Así mismo la mayoría de ellos ofrecían un aspecto muy diferente al de sus hermanos de las reservas, pues en lugar de las prendas europeas que aquellos llevaban, éstos se vestían a la usanza antigua, es decir con pieles. Asimismo acostumbraban a utilizar la piel de ciervo para sus demás útiles, incluyendo una especie de botines con los que calzaban los cascos de sus caballos para protegerlos y que dejaban unas huellas peculiares que revelaban el paso de apaches. Aunque solían ir armados con rifles también utilizaban el silencioso arco y flecha, como puede atestiguar, por ejemplo, un apache abatido por vaqueros en 1892. Tenía un excelente arco con una aljaba que contenía cuarenta flechas
















No obstante, las frecuentes nevadas invernales obligaban a los montañeses a descender a zonas de menor altitud con el consecuente contacto con la población euroamericana.
En alusión a su estado indómito los mexicanos los llamaban «broncos» y los angloamericanos «bronco apaches». En el léxico regional «bronco» cobra el significado de libre o sin domar.
El bronco solía ser una persona que por un motivo u otro no aceptaba la vida de la reserva, la supervisión de los agentes asignados por el gobierno y el control del ejército chocaba con su espíritu de individuo libre. Para el bronco peor aún eran los apaches que colaboraban con los representantes del gobierno estadounidense. El resultado fue que frecuentemente los indios de las reservas sufrían el desprecio y el odio de los broncos, que realizaban incursiones contra ellos, matando a quienes
encontraban en su camino y llevándose alguna que otra mujer hasta sus escondrijos en Sierra Madre.

El bronco operaba en solitario o en pequeños grupos, realizando saqueos en ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos. Incluso, al igual que había ocurrido en el pasado, los gobiernos de los dos países llegaron a negociar un acuerdo según los cuales las fuerzas armadas de uno y otro podían cruzar la frontera internacional en persecución de estos indios. Debido a su reducido número era mucho más difícil dar con ellos que con un grupo más nutrido.

Teniente Britton Davis









Los broncos reemplazaron a los apaches de la resistencia armada «oficial» prácticamente
a partir del momento en que ésta cesó. A principios del mes de septiembre de 1886 mientras la banda de Gerónimo y Naiche caminaba bajo escolta militar hacia Fort Bowie después de su rendición en Skeleton Canyon (Arizona), una noche tres hombres, tres mujeres y un niño lograron fugarse, dirigiéndose a México. Según los informes militares, más tarde fueron abatidos por fuerzas mexicanas o estadounidenses.
Pero como afirma la etnohistoriadora Angie Debo, al igual que otros apaches «difuntos», siguieron con las incursiones. Un año más tarde, el 7 de octubre de 1887, el teniente Britton Davis informó que unos apaches habían robado varios caballos en el rancho de Corralitos. No se puede asegurar que alguno de los atacantes fuese de este grupo, aunque sí cabe esta posibilidad

Durante esos años hubo numerosos incidentes de este tipo, de los cuales cabe citar los siguientes. El 2 de mayo de 1889 cerca de Deer Creek, a unos 96 kilómetros al sur de San Simón (Arizona), una banda de apaches atacó una mina donde hirieron a un hombre en ambas piernas, dándole después una muerte lenta encima de una estufa; seguidamente se marcharon a México con varios caballos de los mineros. Al año siguiente, el 3 de mayo de 1890, el conocido periódico Epitah de Tombstone
(Arizona) informó que diez apaches armados con rifles Springfield —la misma arma de reglamento que utilizaba el ejército estadounidense— atacaron a una partida de agrimensores. Dos días más tarde cayeron sobre una caravana de carromatos dando muerte a un hombre e hiriendo a otro. El 24 del mismo mes, en los montes Chiricahua, los apaches tendieron una emboscada al destacado abogado Robert Hardie y a su cuñado el Dr. F. Haynes. Mataron a Hardie mientras que Haynes logró escapar a duras penas. En relación con dicho suceso, en el Epitah los días 3 y 31 de mayo de 1890, se publicaron sendas críticas sobre la actuación del ejército.

Bronco apaches (Chiricahuas) 1890














A lo largo de 1890 se sucedieron otras varias incursiones en el sur de Arizona realizadas por apaches procedentes de México. Asimismo, durante la década siguiente, las colonias de los mormones en el norte de México experimentaron un aumento de ataques de los broncos de Sierra Madre. Un ejemplo típico de estas correrías fue la que ocurrió el 20 de septiembre de 1892, cuando una partida de apaches cayó sobre Cliff Ranch, situado a unos 48 kilómetros al oeste de Colonia Juárez. Los ocho atacantes mataron a Hiram Thompson y a su madre e hirieron a su hermano Elmer para después llevarse un botín de enseres domésticos y el ganado.


Massai , Apache Kid y Rowdy











Por esta época, el número de apaches en Sierra Madre experimentó un cierto aumento, nutrido por personas que se fugaban de las reservas. De vez en cuando desaparecía algún hombre de San Carlos, a menudo llevándose una mujer consigo, y huía al sur de la frontera con México.
En algunos casos se conoce la identidad de estas personas como por ejemplo Massai, que en 1886 cerca de San Luis (Missouri) se escapó del tren que llevaba como prisioneros a integrantes de la banda de Gerónimo a Florida. Relativamente poco conocida, la historia de Massai se relata en el excelente libro de Sherry Robinson, Apache Voices («Voces apaches»), basado en las notas de Eve Ball, que llegó a conocer a los apaches como pocas personas, y que a través de los propios
chiricahuas incluye la historia de este guerrero.
Hijo de Nube Blanca y Pequeña Estrella, Massai nació, en fecha indeterminada, cerca del pueblo de Globe (Arizona), lugar donde pasó los primeros nueve años de su vida, salvo los lógicos desplazamientos para la caza y recolección de alimentos.
De naturaleza inquieta y una vez emancipado de sus progenitores, y en compañía de un amigo toncawa llamado Gray Lizard (Lagarto Gris), realizó un viaje a caballo hasta el Golfo de California. De regreso a su territorio, en el sudeste de Arizona, los dos compañeros fueron apresados junto con la banda de Gerónimo e internados en la reserva de San Carlos.











Massai tomó por esposa a una muchacha chiricahua con la cual tuvo dos hijos, se
alistó como explorador del ejército en la campaña contra Victorio de 1880 y, dos
años más tarde, mientras viajaba por ferrocarril con otros exploradores camino de Arizona, Massai se enteró de la fuga de la banda del jefe Loco que se dirigía a
México. Decidió abandonar el tren y se encaminó a Sierra Madre donde estuvo conla banda de Gerónimo y Naiche, pero no tardó en regresar a la reserva.
Durante algún tiempo Massai fue miembro activo de este grupo, siendo más tarde internado en San Carlos. Después de la campaña de Crook de 1884 vivió en la comunidad de «Turkey Creek», en la reserva de Fort Apache.
En 1885, Massai se fugó de la reserva con Gerónimo, pero se cansó pronto y regresó a Fort Apache donde se le permitió reunirse con su familia. Según Eugene Chihuahua, hijo de un conocido guerrero exiliado en Florida, por algún motivo a Massai no le gustaba estar con la gente de Gerónimo. Reincorporado a la unidad de los exploradores apaches, participó en la batalla en la que el capitán Crawford murió a manos de soldados mexicanos (enero 1886).
Cuando los soldados detuvieron a los exploradores chiricahuas para enviarlos como prisioneros a Florida, junto con la banda de Gerónimo apresaron a Massai y detuvieron también a Gray Lizard que se hallaba con los chiricahuas. Según Jasón Betzinez, que se hallaba entre los cautivos, Massai intentó organizar un motín, pero los demás apaches se negaron a secundarle. Luego, cuando el tren que llevaba los prisioneros al este pasaba por Missouri, Massai y «Gray Lizard» lograron fugarse.
Viajando a pie y alimentándose a base de caza menor y lo que lograban hurtar de granjas y aldeas, pudieron llegar al Sudoeste en el otoño de 1887. Al poco tiempo se separaron; Gray Lizard regresó con su familia mientras Massai se dirigió al sur de la frontera.

Arresto de Massai by Frederic Remington







Durante unos años Massai vivió en las montañas de México, cruzando la frontera de vez en cuando para cometer incursiones, a menudo contra las mismas reservas, pues sentía odio hacia los de su pueblo que habían aceptado la paz del hombre
blanco. Entre 1887 y 1890 su nombre aparece en los informes militares de la reserva de San Carlos. Sobre la base de escasas pruebas fue acusado de numerosos crímenes incluyendo el rapto en un momento u otro de varias mujeres a las que después asesinaba. Sin embargo, Sherry Robinson cuestiona la veracidad de muchas de esas informaciones. Según esta investigadora, la verdad es que Massai raptó una
mujer mescalera llamada Zanagoliche, a la que llevó a Sierra Madre, en donde en presencia de otros apaches se casó con ella y de cuya unión nacieron cinco o seis hijos. Más tarde, cuando Massai se sintió acosado por sus perseguidores, se las arreglópara que su esposa y los niños pudiesen regresar a Mescalero. Existen distintos informes de cómo y cuando sus perseguidores dieron muerte a Massai, alguno tan tardío como de 1906.


Apache Kid











«Apache Kid», hijo mayor de Togo-de-chuz de la banda aravaipa del jefe Capitán Chiquito, nació en Arizona hacia el año 1860. Su nombre apache era «Haskay-bay-nay-ntayl». La historia de este hombre se puede considerar atípica en el sentido de que durante las «guerras apaches» no formó parte de la resistencia. Al contrario, desde temprana edad al igual que otros apaches, sirvió en las unidades auxiliares del  ejército norteamericano. En 1875 John Clum, el agente designado por el gobierno, trasladó la banda a la reserva de San Carlos. El joven apache pasó un
tiempo en el campamento minero de Globe donde tuvo varios empleos, aprendió
inglés y empezó a vestirse a la usanza de los blancos. Por aquel entonces los americanos empezaron a llamarle «Apache Kid», es decir el niño apache.
En 1879 el «Kid» conoció al jefe de los exploradores apaches Al Sieber que le dio el empleo de ordenanza y cocinero. Dos años más tarde se alistó en los exploradores. «Kid» sirvió con distinción en esta unidad auxiliar del ejército estadonidense, llegando al empleo de sargento. Participó en la campaña de 1882 contra los apaches coyoteros y montaña blanca. En septiembre de 1886 estuvo presente en la estación ferroviaria de Bowie Station (Arizona), cuando la banda de Gerónimo fue
enviada a Florida.

Las desventuras de «Apache Kid» comenzaron en el verano de 1887, cuando el padre de éste fue asesinado por otro miembro de la misma banda. Aunque unos amigos dieron muerte al asesino, los deseos de venganza llevaron a «Kid» a matar al hermano de éste. Luego «Kid» y sus amigos dejaron su unidad del ejército sin permiso, dedicándose a emborracharse. De vuelta al campamento hubo una reyerta en la que su jefe Al Sieber sufrió una herida de bala en el tobillo que le dejó cojo de por vida. Sieber acusó a «Kid» a pesar de que hubo testigos que afirmaron que el explorador
era inocente; éste fue sometido a juicio y sentenciado a muerte junto con otros tres indios. No obstante el general Nelson Miles (comandante del distrito militar) cuestionó la decisión logrando que el tribunal la reconsiderara y los hombres fueron condenados a diez años en la prisión de Alcatraz (California). Posteriormente, en 1888 desde Washington, D.C. se ordenó la puesta en libertad de Kid y cuatro de sus compañeros.
De nuevo en Arizona, las autoridades ordenaron el arresto de varios apaches incluyendo a «Kid». Fueron sentenciados a cumplir siete años en la prisión territorial de Yuma. Durante el viaje en carromato al presidio de Yuma, el «Apache Kid» y otros cinco presos apaches lograron matar al sheriff y a su ayudante que los vigilaban, huyendo luego al monte. A partir de este momento
«Kid» se convirtió en uno de los bandoleros más famosos y buscados de Arizona.
El «Apache Kid» logró reunir una pequeña cuadrilla que cometía robos y hacía incursiones en la frontera de Sonora y Arizona. Durante la década de 1890, Kid y otros broncos dieron quebraderos de cabeza a mexicanos y estadounidenses, tantos que el 4 de junio de 1896, los gobiernos de ambos países firmaron un convenio que nuevamente permitía que sus respectivas tropas cruzaran la frontera internacional en persecución de indios hostiles. Coincidiendo con el nuevo acuerdo, unos días más tarde cuatro estadounidenses que viajaban en un carruaje, informaron en el pueblo de Cañada Ancha que habían visto como un grupo de cinco apaches perseguía un carro que venía de Nogales (Sonora) se decía que era la banda del «Kid».


Seguidamente se envió a un pelotón de rurales en su busca. Mientras tanto, el general Frank Weaton, jefe del departamento militar de Colorado, situó dos compañías del 7º de Caballería cerca de San Bernardino que en el mes de agosto de 1896 se hallaban al mando del capitán L. K. Hare junto con una unidad de exploradores apaches (Gobernación, Hermosillo, 19 agosto 1896. AGES 10606). Hacia finales del siglo XIX el Apache Kid deja de figurar en las noticias de la frontera, posiblemente abatido en alguno de los numerosos encuentros con sus perseguidores. Se especula que esto ocurriera el 20 de septiembre de 1907 en el cañón de San Juan (Nuevo México), cuando una partida de ganaderos en busca de apaches dio muerte a un hombre que identificaron como Kid


Los broncos seguían viviendo en Sierra Madre y cometiendo incursiones hasta bien entrado el siglo XX. Cuantos sumaban en total, es materia de especulación.
Según E. H. White, explorador, vaquero y buscador de oro, la banda tenía unos setenta y cinco hombres, lo cual coincidía aproximadamente con el cálculo de Maroni Fenn, otro explorador. En 1929, White logró guiar una partida de vaqueros armados hasta su poblado principal en las montañas Jaguar, que constaba de unas 40 o 50 chozas y un fuerte de adobe. Los indios se habían refugiado en las cercanas montañas y los blancos optaron por retirarse antes de que pudiesen reorganizarse y regresar.

Charley McComas














Por esos años los apaches seguían cometiendo actos de pillaje, matando ciudadanos y raptando niños, hechos que dieron lugar a represalias que resultaron en «vendettas» contra los renegados organizadas por familias mexicanas. Hubo varias bandas de broncos, algunas de las cuales tenían por jefes a hombres que llegaron a destacar,
como fue el caso de un blanco cuya identidad suscitaba cierta polémica. Sedecía que era Charles McComas que siendo un niño de seis años de edad fue raptado en marzo de 1883 en una incursión perpetrada por los chiricahuas Chato y Bonito mientras viajaba en carruaje cerca de Lordsburg (Nuevo México).
Los indios dieron muerte a los padres del pequeño, el conocido juez H.C. McComas y su esposa, hermana del prestigioso historiador Eugene F. Ware. Debido a la relevancia de la familia el asunto recibió mucha atención por parte de la prensa. Pero a pesar de una intensa búsqueda que duró años, no se volvió a tener noticias fidedignas de Charlie.

Betzinez and Haozous









Según el testimonio del subjefe Zele, Charlie estuvo en el grupo liderado por Bonito. Gerónimo confirma este testimonio. El general Crook en su campaña de 1884 interrogó a varios de los apaches que se rindieron. Ellos afirmaron que, perseguido por los exploradores apaches, no lograron encontrar al niño tras su fuga por los bosques de Sierra Madre. En 1955 el anciano apache Sam Haozous contó que siendo niño en la banda de la que formaba parte, una mujer fue muerta deliberadamente por un explorador apache del ejército americano y que cegado por la ira el hijo de ésta tomo una piedra y golpeó al niño en la cabeza. Continuando su huida los apaches le dieron por muerto, aunque según Haozous todavía vivía cuando lo abandonaron.
En la década de 1920 hubo varias incursiones cometidas por una banda de broncos conducida por un hombre rubio que lucía una copiosa barba que le llegaba hasta la cintura. En 1924 una partida de apaches cruzó la frontera y, entrando en el sudoeste de Nuevo México, mataron a un vaquero llamado Fisher. A continuación robaron en un rancho. Perseguidos por vaqueros los atacantes regresaron a México donde unos días después los hermanos Hunt, dos vaqueros estadounidenses que trabajaban en Sonora, tuvieron que buscar un escondite para evitar una partida de media docena de apaches. Desde su escondite, los Hunt observaban el paso de los indios cuyo jefe resultó ser un hombre blanco que llevaba una larga barba rubia que le llegaba hasta la cintura. Se decía que era nada menos que Charles McComas que por aquel entonces tendría unos 50 años.

Francisco Fimbres a la derecha de la imagen con varias cabelleras apaches









Debido a la presencia de los apaches, la región de Bavispe y Nacori Chico se consideraba
una tierra de nadie. Durante la década de 1920 hubo otra banda apache que tenía por jefe a un hombre conocido por el apodo de «Indio Juan». Delante de los aterrorizados aldeanos y campesinos mexicanos que lograban sobrevivir a su rapiña,se jactaba de que les dejaba con vida para que le preparasen un botín para la temporada siguiente. Se le conocía como un individuo muy sanguinario, con una personalidad rayana en la paranoia. Cometió numerosos saqueos contra los ranchos y granjas
de los mexicanos e incluso contra el pueblo de Nacori Chico (Sonora). Durante un período de varias semanas, asesinó a una familia entera, una maestra de escuela de Casas Grandes y a un trampero, y raptó a un niño en Sonora (Meed 1993: 59). En represalia, un ganadero llamado Francisco Fimbres, acompañado únicamente por dos de sus vaqueros, siguió las huellas de los apaches y logró sorprender su campamento, recuperar algo del ganado robado y apresar a una niña. Esta resultó ser nada menos que una bisnieta de Gerónimo y al igual que otros muchos niños apaches fue adoptada por la familia de su captor que le dio el nombre de Lupe. Integrada plena-
mente en la cultura de sus captores se consideraba a sí misma como una mexicana.
Pero los apaches no lo aceptaban y unos años después se vengaron. En octubre de 1927, una partida de apaches cayó sobre el rancho de Fimbres, degollaron a su esposa y se llevaron a Heraldo, el hijo pequeño del matrimonio.
Aunque algunas personas creían que el jefe de esta banda era el indio Juan, otros decían que era Charles McComas. Lupe corroboró esta versión diciendo que siendo niña recordaba que a menudo un hombre barbudo blanco visitaba su campamento. Sin embargo, si se acepta esa versión, de
alguna manera Heraldo pasó al grupo del sanguinario «Indio Juan» porque como se verá, allí es donde Fimbres dio con él.
A partir del luctuoso suceso Fimbres, se dedicó durante años a buscar a su hijo, organizando varias expediciones en busca del pequeño. Incluso llegó en 1930 a organizar un ejército personal compuesto por pistoleros estadounidenses para cazar a los culpables. Consiguió el apoyo de numerosos hombres de negocios del pueblo de Douglas (Arizona), cuya influencia contribuyó a una extensa campaña publicitaria a lo largo de los Estados Unidos. Reuniéndose en el sur de Arizona, se presentó como la última cacería de apaches en la que los participantes, además de poder cobrar piezas humanas, podrían penetrar en una de las zonas más agrestes y desconocidas de México. Se reclutaron más de mil hombres que tuvieron hasta su propio avión para espiar campamentos apaches, pero el gobierno mexicano se alarmó ante la posibilidad de tener en su territorio a tantos estadounidenses armados y abortó el proyecto.

Francisco Fimbres












Pero Francisco Fimbres no cesó en el empeño de encontrar a su hijo. A principios de marzo de 1931, Francisco, su hermano Cayetano y varios compañeros lograron tender una emboscada a un grupo de apaches y matar a tres hombres, a los que arrancaron el cuero cabelludo. Al regresar a Bavispe, posaron con sus trofeos para un
fotógrafo del periódico Arizona Daily Star que publicó el retrato el 13 de marzo. Fue el comienzo de una cacería que acabó con la última resistencia apache. Poco después Fimbres y sus hombres entraron de nuevo en Sierra Madre, atacaron la banda de «Indio Juan» y mataron a éste y a varios de los suyos. Pero los indios en su huida dieron muerte a su cautivo, el niño Heraldo Fimbres, lo cual afectó enormemente asu padre que juró vengarse. Por su parte el gobierno mexicano optó por usar sus propioscazadores de indios. El más destacado de estos era Fimbres que no cesó en su empeñó hasta lograr el exterminio de la banda principal de los broncos.
No obstante las incursiones continuaron, como la del 12 de abril de 1930, cuando una partida de apaches mató a tres hombres cerca de Nacori Chico (Sonora). Se decía que su líder era un descendiente de Gerónimo. Pero poco a poco los broncos iban cayendo, víctimas de vaqueros y policías.
En el primer tercio del siglo XX los antropólogos Morris Opler y Grenville Goodwin llevaron a cabo una importante labor de trabajo de campo entre los apaches en Estados Unidos, el primero con las tribus orientales, chiricahuas, mescaleros y apaches-kiowa, mientras su colega se dedicó al estudio de los apaches occidentales de las reservas de Fort Apache y San Carlos. La situación de los broncos sobrevivientes en México atrajo la atención de ambos, sobre todo de Goodwin. En 1934
éste calculó que no quedaban más de 30 apaches libres. Escribiendo a Opler afirmó que estaban «Luchando una batalla perdida en México y sólo es cuestión de tiempo el que sean exterminados».
Goodwin y alguno que otro agente del departamento de asuntos indios americano intentaron establecer contacto con los broncos pero sin éxito. «Puedo decir que sería absolutamente imposible conseguir que un hombre blanco estableciera contacto con esta gente. Son demasiado primitivos...mis propios amigos, los apaches occidentales les profesan mucho miedo y no tienen ningún contacto con ellos».
Según parece Goodwin intentó establecer contacto con ellos pero su prematuro fallecimiento en 1940 puso fin a la tentativa. Alicia Delgado, historiadora amateur de Tucson (Arizona) que sirve de contacto con los medios informativos para varios grupos de apaches afirma que «los apaches
americanos saben lo que pasó a sus antepasados en México pero es un tema que prefieren no comentar en público. Es simplemente parte de la historia de su pueblo que consideran como privado»

En la primavera de 1933 tuvo lugar la última «batalla» de importancia con los apaches en un arroyo situado en Sonora a unos 480 kilómetros al sur de la frontera.
Allí una partida de ganaderos mexicanos mató unas dos docenas de apaches, la mayoría mujeres guerreras pues ya quedaban pocos hombres. Tres bebés sobrevivieron y fueron adoptados por familias mexicanas. A los pocos días, unos vaqueros hallaron a una muchacha apache de unos 12 ó 13 años, medio desnuda y exhausta deambulando por las montañas Tasahuinora. La llevaron
al pueblo de Nuevas Casas Grandes donde los aldeanos la vistieron con unas prendas masculinas, encerrándola a continuación en la cárcel del pueblo por falta de lugar seguro. Se negó a tomar alimento alguno mientras los curiosos acudían a mirarla. A los pocos días expiró. Fimbres condujo su última expedición contra los apaches en noviembre de 1935. Debido a las fuertes nevadas, un grupo de apaches formado por dos hombres y varias mujeres bajó de su escondrijo en lo alto de Sierra Madre, cayendo en una emboscada tendida por Fimbres y algunos amigos que los mataron a todos


Texto integro y adaptado de la Revista Española de Antropología Americana - Edward K. Flagler
http://revistas.ucm.es/