miércoles, 10 de septiembre de 2014

BEN THOMPSON - EN EL FILO DE LA NAVAJA














Knottingley es un pequeño y tranquilo pueblo de Yorkshire cerca de Leeds en la parte central de Inglaterra. La cosa en sí no plantea ningún interés si no fuera porque esta ciudad fue el lugar de nacimiento en 1843 en uno de los pistoleros más letales del viejo oeste: Ben Thompson. Mucho se ha escrito acerca de los hermanos Thompson a menudo inapropiadamente. Cuando tenía nueve años, su familia emigró a Estados Unidos y se estableció en Austin, Texas.
Hubo pocos hombres en el Oeste que tomaran parte en más sucesos históricos o que aglutinaran en una vida de cuarenta y un años más elementos dramáticos que Benjamin Thompson (1843-1884).Para desgracia del chico, su padre, antiguo marinero, frecuentaba más las cantinas que su propio hogar. Antes de que Ben cumpliese los doce años, ya era famoso en la vecindad por sus continuas peleas con los matones del lugar que se reían de su padre.















Fue oficial de caballería del ejército confederado, agente secreto infiltrado en las líneas unionistas, oficial en el ejército mexicano del emperador Maximiliano y también en el yanqui, destacando en las guerras indias, pero ello no le impidió ser también un jugador profesional muy conocido en todo el Oeste compartió mesa de juego con Doc Holliday, Luke Short o Bat Masterson y además, un infalible e impasible asesino. Hablando de él, el sheriff Bat Masterson, que como hemos comentado le conoció muy bien, llegó a escribir:“Dudo mucho de si en su tiempo hubo otro hombre vivo que pudiera igualarle con una pistola en un duelo a vida o muerte”.Aunque algo parecido dijo de Doc Holliday Sobrio y serio, Thompson era poco hablador, cortés, impulsivamente generoso y tremendamente fiel a sus amigos.
Pero el whisky cambiaba por completo su carácter: bebido, se convertía en arrogante, belicoso y camorrista. Además, el peligro le convertía en un asesino frío y calculador.
Quienes le conocieron, contaron después que era un chico brillante, bien parecido, muy prometedor y con un temperamento explosivo. Tenía trece años cuando disparó a otro chico durante una discusión acerca de su respectiva puntería. Poco después se batió en duelo con varios bravucones por una absurda disputa sobre la propiedad de una manada de gansos.
Un día, montado en un tranvía, observó cómo un joven francés acosaba a una muchacha. Ben le increpo, se produjo una pelea y arrojó del vehículo al francés. Este, Emile de Tours, le siguió hasta su trabajo y le retó a duelo con pistolas o espadas.
Pero era a Ben, como parte desafiada, a quien le correspondía elegir las armas del duelo. Así lo hizo y sorprendió a su adversario exigiendo que ambos entrasen en una habitación a oscuras y luchasen a muerte con cuchillos. Tras algunas lógicas dudas, De Tours se
avino a esas condiciones. Una mañana temprano, a las afueras de la ciudad, ambos, con los ojos tapados y un cuchillo de montañero en las manos, fueron conducidos al interior de una cámara frigorífica.
Luke Short uno de los tantos jugadores como Doc Holliday que
compartieron tapete con Ben Thompson










Luego cerraron la puerta y los dejaron solos dentro. En tenso silencio, los padrinos y testigos esperaron el resultado de aquel inusitado duelo. Unos pocos segundos después, alguien golpeó la puerta desde dentro y ellos corrieron a abrirla. Ben Thompson, con los ojos tapados aún, salió, dejando tras él el cuerpo sin vida de su adversario.
Empezó a frecuentar los salones de juego. Cuando descubrió que tenía la misma singular habilidad innata con las cartas que con las armas, dejó el dejo su aburrida vida laboral y se hizo profesional de los naipes. Sus dos habilidades vivían juntas. En cierta ocasión, un conocido jugador con reputación de asesino le llamó tramposo y le retó a un duelo de pistolas. Una vez que se disipó el humo, todos se acercaron a ver el cadáver de su retador.
Por entonces,Austin era un lugar muy peligrosa. A sus afueras comenzaban las praderas, repletas aún de bisontes, pero también de comanches y kiowas en pie de guerra. En cierta ocasión, una partida de guerreros indios irrumpió en la ciudad y raptó a cinco muchachas. Ben se unió a la partida que salió en su rescate. Una vez localizados los indios, los certeros disparos de larga distancia de Ben, ante el asombro y el júbilo de sus convecinos, lograron descabalgar a todos los raptores menos uno, que huyó despavorido y las chicas fueron rescatadas.
Al estallar la Guerra de Secesión, Ben se alistó en el Segundo de Caballería de San Antonio, acuartelado en Fort Clark, pero enseguida tuvo una fuerte discusión con un teniente y un sargento y los mató a ambos. Fue encarcelado, pero logró escapar y se alistó en otro regimiento, con el que entró en acción, patrullando por el río Grande. Durante un permiso, Ben volvió a Austin y se casó con Catherine Moore, hija de un granjero local. Ya licenciado, se volvió a meter en más problemas. En Laredo, mató a dos mexicanos durante una pelea entre jugadores y tuvo que huir. Poco después, fue encarcelado tras matar a un hombre llamado John Coombs, de nuevo tras una disputa de juego. Se fugó de la cárcel y volvió a alistarse en el ejército, ya hasta el final de la guerra.









Nada más volver a su vida civil en Austin y reunirse con su esposa, fue arrestado, junto a su hermano Billy, acusado de asesinato de Coombs. Dado el caos de la Texas de  posguerra, los Thompson pasaron meses en prisión preventiva sin comparecer a juicio ni conseguir la libertad bajo fianza.
Mientras tanto, el emperador Maximiliano de México había enviado a agentes a reclutar a antiguos oficiales confederados que ayudaran a su maltrecho ejército, en guerra contra insurrectos republicanos. Una noche, tras sobornar a sus guardianes, Ben se escapó, cruzó el río Grande y se unió, con el grado de teniente, al regimiento del general Tomás Mejía. Aunque se sabe que participó en algunas aventuras extraordinarias, su vida de mercenario en México no es muy conocida.
A su regreso, faltó tiempo para volver a ser arrestado, junto con su hermano Billy, como fugitivo de la justicia. Durante cinco semanas,ambos comparecieron ante un tribunal militar convocado a kilómetro y medio del calabozo, distancia que tenían que recorrer cada día a pie llevando a cuestas los grilletes y la bola, que pesaban unos 50 kilos. Fueron declarados culpables y sentenciados a diez años de trabajos forzosos. Pero solo cumplirían dos.
Tras su liberación, Ben se trasladó a la ciudad ganadera de Abilene, Kansas, paraíso de los jugadores. Llegó a ella con el suficiente dinero para pagarse una noche de hospedaje y el desayuno del día siguiente. Como las mesas de juego estaban abiertas las veinticuatro horas del día, Ben empeñó su revólver y se sentó en la primera que encontró. Cuando se levantó varias horas después, había ganado la friolera cifra en aquellos tiempos de 2.583 dólares.
Al poco llegó también a la ciudad otro famoso jugador de Austin y antiguo compañero de armas de Ben en México, Phil Coe (1839-1871). Juntos abrieron el Bull’s Head Saloon. Ante el fulminante éxito del local, los demás propietarios de salones de juego comenzaron a conspirar con el sheriff, ni mas ni menos que el famoso Wild Bill Hickok, para librarse de su competidor. En el primer encuentro entre ambos pistoleros saltaron chispas. Tenían varios motivos para no caerse bien. Para empezar, ambos sabían que el otro era un enemigo de cuidado Thompson odiaba a muerte a los yanquis, mientras que a Hickok le pasaba lo mismo con los tejanos, especialmente con los jugadores. Otro motivo de discordia era el cartel de la fachada del negocio de Thompson, que tenía indignados a las fuerzas vivas bienpensantes de la ciudad porque incluía una pintura de exageradas dimensiones del órgano sexual de un toro. Wild Bill exigió que fuera cambiado y por si acaso, vigiló el trabajo de los pintores con una escopeta entre los brazos. Aunque ahí no acabó el acoso de Hickok al saloon y a sus propietarios, estos mantuvieron la calma. Ben y Wild Bill no se llegaron a enfrentar directamente nunca, pero la tensión nunca decayó.
Wild Bill Hickok














Tal vez para olvidarse de ella, Ben mandó llamar a su mujer y su hijo y les fue a recoger a Kansas City, pero la mala fortuna quiso que el carruaje en que viajaban los tres sufriera un accidente a las afueras de la ciudad. En el vuelco, la mujer se rompió un brazo, que le tuvo que ser amputado; el hijo, un pie, y Ben, una pierna. Los doctores les trataron durante todo el verano de 1871 en el Lincoln Hotel de Kansas City, pero el tedio convenció a Ben de que su etapa en Abilene había acabado. Así que vendió el saloon y, a finales de septiembre, regresó con su familia a Texas. Pocos días después, Hickok mató en un famoso duelo al socio de Thompson, Phil Coe.
En junio de 1873, Ben y Billy Thompson rompieron su retiro tejano y abrieron con gran éxito un nuevo casino en Ellsworth, ciudad algo más tranquila que Abilene, en la que no faltaba el habitual alboroto cada vez que llegaba un nuevo grupo de cowboys (disparos al aire, peleas, borracheras y esas cosas), pero en la que los tiroteos eran relativamente escasos. El sheriff Chauncey B. Whitney permitía que los muchachos se desahogasen, luego les hacía pagar los desperfectos, les invitaba a un trago y todo volvía a su ser. Si alguna vez la cosa pasaba a mayores, Ben ayudaba al sheriff, al que le unía una gran amistad y juntos desarmaban al borracho pendenciero y continuaban la velada.
Sin embargo, el 15 de agosto de 1873 las cosas se desmadraron. Ben exigió al jugador Jack Sterling el pago de una deuda. Sabiendo que iba desarmado, Sterling le propinó un puñetazo en la cara. Ben se fue a por él, pero dos ayudantes del sheriff le detuvieron empuñando sus armas. Más tarde, Ben y su hermano Billy (este seriamente afectado por el whisky) buscaron por toda la ciudad a los ofensores.
Les encontraron en la estación del tren y Ben les retó a pelear. Enseguida llegó el sheriff Whitney e intentó apaciguar los ánimos llevándose a los hermanos a un saloon cercano. Al echar a andar, Ben oyó unos pasos tras ellos, se giró y vio que Sterling y uno de los alguaciles se dirigían hacia ellos apuntándoles con las pistolas.
Billy Thompson









Mientras Ben desenfundaba la suya, ellos se pusieron a cubierto en el zaguán de una tienda, que Ben astilló con sus disparos. Al oírlos, Billy se giró y, mientras daba un traspiés, disparó hacia los agresores, pero con tan mala fortuna que mató al sheriff Whitney.
Los hermanos no fueron juzgados al considerarse que había sido un accidente y Ben se marchó un tiempo a Kansas City. Días después, se produjo otro tiroteo en Ellsworth en el que murió un cowboy tejano a disparos de otro ayudante del sheriff. Su muerte provocó que una partida de enfurecidos tejanos intentara quemar la ciudad en venganza. Al día siguiente, los ciudadanos formaron un cuerpo de vigilantes que comenzó a patrullar las calles y los locales, invitando a todos los indeseables a abandonar la ciudad en el plazo de cinco minutos si no querían, en jerga de la época, “convertirse en los invitados de honor de una fiesta de la corbata” es decir, si no querían ser linchados. Como se leyó en el periódico Topeka Commonwealth:“El día 12 de agosto será recordado en Ellsworth como el del éxodo de los rufianes y los jugadores”.
















Cuando Ben se enteró de que los jugadores habían sido expulsados de Ellsworth, decidió cerrar su negocio y volver a Texas. No obstante, en los años posteriores siguió abriendo otros garitos en distintas ciudades ganaderas y mineras, como Dodge City, Kansas, y Leadville, Colorado. Hacia 1875, su reputación como pistolero había alcanzado tales cotas que el director del New York Sun envió a un reportero a Texas para que explicara a sus lectores su técnica como pistolero.
Ben se explayó: “Para mí es obligado que el otro tipo dispare primero. Si el hombre quiere luchar, lo discuto con él e intento demostrarle qué loco sería si siguiera adelante. Si no puedo disuadirlo, bueno, pues entonces comienza la diversión, pero siempre le dejo que dispare primero. Luego disparo yo y así, ya ve, cuento siempre con la coartada de la legítima defensa. Sé de antemano que, llevado por la precipitación, él será poco certero y fallará. Yo no”.
En el otoño de 1879, Thompson, pistolero, asesino y jugador, se presentó a las elecciones para marshall de la ciudad de Austin. Sin embargo, su candidatura no caló en el electorado y fue derrotado. En las siguientes, obtendría el puesto. Curiosamente, fue un excelente marshall. La tasa de delincuencia bajó y durante su corto mandato no se produjo ni un solo asesinato o robo con violencia en su jurisdicción.
Sin embargo, al verano siguiente de su elección, tuvo que dimitir tras matar a un viejo enemigo, Jack Harris, conocido jugador y propietario del Vaudeville Theatre de San Antonio, probablemente el night-club más famoso de Texas. Anochecía cuando Ben se aproximó al salón de juegos. La orquesta del teatro atronaba desde su foso cuando Ben atisbó por entre las lamas de la puerta batiente que separaba el vestíbulo y el interior y vio a Harris, que evidentemente le esperaba con una escopeta entre los
brazos. Se produjo un intercambio de insultos entre ambos y Harris apuntó su escopeta hacia Ben, pero este, rápido como siempre,incumplió por una vez su norma y disparó primero. Enseguida, incrustó otras dos balas en el cuerpo de Harris, que se desplomó mientras intentaba en vano apretar el gatillo de su arma.
King Fisher uno de los mas temibles y a su vez desconocidos
 pistoleros del salvaje oeste











Aquella vez se impuso, pero no ocurriría lo mismo la siguiente vez que volviera a pisar aquel local. Sin duda, su sino era morir de igual manera que había vivido,
rodeado de pistolas humeantes. El 11 de marzo de 1884, Ben se dejó convencer por un viejo amigo, King Fisher, un pistolero de mucho cuidado con su propio y extenso curriculum y entraron de nuevo en el Vaudeville Theatre, en el que había jurado no volver a poner un pie. “Sería mi tumba” parece ser que dijo. Ben sabía que Joe Foster, el socio superviviente, se había descargado de toda responsabilidad ante la policía si Ben volvía a entrar en su local. Pero lo hizo. Al parecer, nada más entrar, sin mediar palabra, Thompson y Fisher fueron abatidos a tiros.Los cañones dispararon al unisono y cuando el humo se disipó, Fisher y Thompson ya estaban muertos.
Paso a relatar los hechos mas detalladamente;
Un representante de la ley local llamado Jacob Coy, se sentó con ellos. Thompson quería ver a Joe Foster, el dueño del teatro amigo de Harris. Thompson ya había hablado con Billy Simms el otro dueño del teatro y nuevo socio de Foster.












Fisher y Thompson fueron llevados a las escaleras para encontrarse con Foster. Simms y Coy también se unieron a ellos en la antesala. Foster se negó hablar con Thompson, ahí Fisher se dio cuenta de que algo no iba bien, cuando entraron en el local Simms y Coy de repente se hicieron a un lado, mientras lo hacían, una lluvia de balas proveniente de una sala contigua impactaron en Thompson y Fisher. Thompson cayó y/o bien Coy o Foster corrieron hasta él y le remataron con un tiro en la cabeza. Thompson murió al instante. Fisher fue alcanzado trece veces, pero se defendió como gato panza arriba hiriendo de gravedad a Foster que moriría mas tarde y alcanzando también a Coy en una pierna , Ben murió con nueve balazos en el cuerpo y Fisher con trece fue una encerrona en la que fueron rodeados y tiroteados por al menos cinco personas.
Los ciudadanos de Austin le dieron una fenomenal despedida. Una multitud desbordó la capacidad de la iglesia y las colas de admiradores que querían rendirle su último homenaje ocuparon varias manzanas. Unos de los carruajes del cortejo fúnebre estaba ocupado por un grupo de huérfanos lloriqueantes.
Hasta ese momento nadie había sabido que Ben Thompson, el implacable matador de hombres, llevaba años ocupándose generosamente de ellos
Este fue Ben Thompson siempre estuvo en el filo de la navaja, siempre estuvo jugando con la muerte hasta que esta acabo encontrándolo , siempre anduvo entre el bien y el mal, uno de los mas desconocidos para el neófito en temas western y a su vez mas populares personajes en el lejano oeste.










La mayor parte de este post esta recogida del esplendido libro
Breve historia del salvaje oeste- Pistoleros y forajidos de Gregorio Doval










Otras fuentes
www.history.com
http://blog.truewestmagazine.com/

No hay comentarios: