sábado, 3 de enero de 2009

EL HOMBRE QUE MATO A LIBERTY VALANCE


The Man Who Shot Liberty Valance 1962 USA 119 min

Director: John Ford
Reparto: James Stewart, John Wayne, Lee Marvin, Vera Miles, Edmond O'Brien, Andy Devine, Jeanette Nolan, John Qualen, Woody Strode, Lee Van Cleef, Strother Martin, Denver Pyle, Carleton Young, Willis Bouchey
Productora: Paramount Pictures

El maestro del western, John Ford, muestra dramáticamente cómo el hombre cívico desplaza a los héroes que conquistaron el Oeste.


De vuelta al pequeño pueblo de Shinbone para asistir al entierro de su viejo amigo, Tom Doniphon (interpretado por John Wayne), el senador Ransom Stoddard (al que da vida otra estrella, James Stewart) rememora para un periodista su anterior llegada a ese lugar: era un joven e idealista abogado del Este que, al ser asaltada la diligencia en que viajaba y desvalijado, tuvo que trabajar como camarero y friegaplatos en la fonda del pueblo, donde las fuerzas dominantes eran Doniphon, un poderoso ranchero, y Liberty Valance (Lee Marvin), pistolero que con sus dos secuaces atemoriza a los pacíficos ciudadanos, que no a Doniphon.

El abogado trata de imponer una cultura de paz y derecho y eso le pone en el punto de mira de Valance, obligándole a comportarse como un héroe al enfrentarse al bandido, lo que le acaba convirtiendo en un héroe y llevándole a lo más alto de la política.


Con este argumento John Ford hizo una obra maestra sobre los temas recurrentes en su filmografía: la oposición de la verdad y la leyenda y el conflicto del hombre de acción con el de reflexión. Lo que da amargura a la película es que Ford reconoce que el civilizador Stewart tiene la razón, pero sus simpatías están con el pionero Wayne.

Esta oposición y el reconocimiento de la derrota del héroe primitivo, capaz de hacer justicia con su propia fuerza y no con la de la ley, se enriquece al mostrar crudamente la faceta criminal de ese primitivismo, la de Lee Marvin y sus esbirros asilvestrados, Strother Martin y Lee Van Cleef (un trío que obviamente inspiró a muchos personajes de Sam Peckinpah), y al rivalizar Wayne y Stewart por la misma mujer (Vera Miles).

Un western crepuscular y estilizado que no disimula estar rodado en estudio y fotografiado en blanco y negro, tiene escenas memorables, como la imagen de Wayne contemplando el incendio de sus ilusiones, el amago de pelea a muerte entre él y Marvin por haber puesto éste una zancadilla al camarero Stewart, o el brote de sadismo de Marvin contra el periodista que intenta denunciar sus desmanes.


Incluso en una tragedia como ésta, Ford sacó a relucir una vez más su sentido del humor socarrón y convocó a sus secundarios habituales para darle un ambiente a ratos de comedia doméstica y costumbrista. Wayne, prepotente, irónico, escéptico, amargado, se impone sobre todos. / F. M.
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